miércoles, 10 de septiembre de 2008

¿Qué entendemos por educación vial?


Al hablar de “educación vial”, nos referimos a procesos que involucran a la enseñanza y el aprendizaje, en los que se incluyen no sólo aspectos de carácter conceptual, sino también -y más importante aún- aspectos referidos a conductas, actitudes y habilidades que son sumamente importantes para un tránsito seguro y organizado. A estas características, se le deben agregar otras que no se circunscriben solamente a lo pedagógico, sino que se amplían y abarcan lo social, cultural y económico.
Al destacar estos factores y enfatizar la idea de proceso, queremos señalar que no se puede entender esta actividad sin una continuidad en el tiempo y aislada de otras variables, sino que debe ser contextualizada y apropiada a los sucesos y vivencias del entorno específico en la que se desarrolla. La idea central, es que la misma se enriquezca de estos aportes y pueda constituirse en una actividad más acorde con las necesidades de sus destinatarios correspondiéndose con las características del tránsito en el ámbito en que se interviene.
En este sentido, desde hace un corto tiempo, se han reconsiderado en diferentes esferas los supuestos básicos de la educación vial como actividad, de la seguridad vial y paralelamente la responsabilidad del Estado en la atención de la organización del tránsito y de la problemática accidentológica.
Específicamente desde lo educativo, estas reconceptualizaciones hacen referencia a la dimensión social que debería adquirir la educación vial y a la significatividad del “usuario” como protagonista principal, o sea, el hombre como ser racional capaz de producir seguridad y organización para él y los demás.
Es así que en el Cuadernillo Nro. 5 “Educar al transeúnte"(1) se habla de “poner en el centro al sujeto” y formar al ciudadano que transita por la ciudad, cualquiera sea el medio o la forma que utiliza para desplazarse. En dicho cuadernillo, los autores consideran que: “Una enseñanza basada en las situaciones reales o hipotéticas de circulación urbana, permitirá el desarrollo del pensamiento estratégico y la responsabilidad social vinculada al tránsito.”
(Educar al Transeúnte, 1998)
Una definición posible de educación vial, en correspondencia con lo enunciado anteriormente sería la que se expresa en: “…Un proceso de enseñanza y aprendizaje dirigido a la adquisición de un conjunto de conocimientos, habilidades, conductas y actitudes, destinados a garantizar la seguridad vial de los usuarios de las vías públicas” (Violeta Manso Pérez. Educación para la seguridad vial). Como podemos ver, aquí se enfatizan conceptos como: proceso, conocimientos, habilidades, conductas y seguridad vial. Dicha definición estaría indicando que no podemos hablar exclusivamente de transmisión de conocimientos sino que los mismos deben ser abordados de forma permanente sin ser agotados solamente en los aspectos conceptuales. En este sentido, es necesario revalorizar la necesidad de no dejar de lado los aspectos prácticos y actitudinales que se involucran en el desarrollo de esta actividad.
Otra característica que es necesario considerar, se vincula con la dimensión social que se le debe otorgar a la educación vial en el sentido de que la misma se constituye dentro de un marco socio-cultural concreto, que si bien no determina esta actividad, sí la condiciona.
En este caso, lo que se destaca es la posibilidad de poder trabajar con las problemáticas y características del tránsito en el entorno de los destinatarios a la que está dirigida, pero sin dejar de considerar otros contextos específicos con sus problemáticas particulares.
Las mismas, pueden diferenciarse o no del espacio socio-geográfico donde se esté desarrollando la educación vial. Esto permitiría generar y/o considerar nuevos replanteos sobre la situación en la que se está abordando esta temática.
La necesidad de contribuir a un desempeño seguro en la circulación de los niños, se vincula a lo anteriormente expuesto, en el sentido de la contextualización de la educación vial, priorizando contenidos relacionados con su forma de transitar(2), las características y riesgos de su entorno.
Este aspecto, es sin lugar a dudas, el propósito más urgente e importante de la educación vial y que está explícito en la definición sugerida de la misma, cuando expresa:
“…destinados a garantizar la seguridad vial…”. Esto significa que teniendo como base lo normativo, se revaloriza lo actitudinal como una respuesta más apropiada a las problemáticas y características del tránsito actual. El fin es que los niños se desempeñen en la vía pública, como personas autónomas y responsables, capaces de garantizar su propia seguridad como la de los demás integrantes del tránsito.
1 Desarrollado por el Gobierno de la Ciudad de Bs. As., Subsecretaría de Educación, Dirección General de Planeamiento, Dirección de Currícula. Formación Ética y Ciudadana. Documento de trabajo Nro. 5
2 Entendiéndose: peatón, pasajero y/o conductor de bicicleta
Texto producido por P.R. y O.R.

No hay comentarios: