jueves, 13 de noviembre de 2008

Hacia una reconsideración de los contenidos escolares de educación vial

Imagen: página de educación vial de la revista Intercole

La educación vial, históricamente se enmarcó bajo un enfoque de enseñanza basado en el señalamiento vial y en aspectos de índole normativo-prescriptivo. En este sentido, primaron características propias de los saberes necesarios para el conductor de automóviles, que se trasladaron de forma directa a las intervenciones educativas con los niños. En este proceso de traspaso al ámbito escolar, puede decirse que fue muy limitada la intervención de la didáctica, ya que casi no existió una transposición(1) adecuada para la selección y el desarrollo de los contenidos educativos. Asimismo, fueron escasos los vínculos entre, por ejemplo, las evoluciones que se han dado en el campo de la didáctica y el desarrollo de contenidos de educación vial. Vemos aquí, que en general los temas seleccionados no han sido modificados a lo largo del tiempo, o bien, las transformaciones realizadas se encuadraron dentro de un mismo enfoque discursivo, y por lo tanto prosiguieron con la misma identidad paradigmática.

Concordante con lo expuesto, se puede agregar una reseña en la que se enuncia sobre el enfoque señalado: “La respuesta tradicional de la escuela […] ha sido la llamada "Educación vial", entendida básicamente como enseñanza de la normativa legal y los carteles indicadores, con la finalidad de que los alumnos tomen conciencia de lo que tienen que hacer. Actualmente, podemos revisar esta respuesta como parcial e inconsistente para dar cuenta de la problemática real del tránsito y la circulación”. (Siede, I. Tránsito y Circulación. 2000)
Asimismo, en dicho trabajo el autor señala: “La educación vial tradicional se inscribe en una tradición moralizante, asumiendo como objetivo preponderante difundir las principales normas de tránsito y promover su respeto. Así es como los paquetes didácticos y los materiales impresos especialmente para la educación vial abundan en réplicas de la señalización de tránsito, que es la expresión gráfica de la normativa vigente. De este modo, se realiza una presentación ostensiva de las normas, mediante propuestas repetitivas y mecánicas que no permiten analizar si esas son las únicas o las mejores normas posibles o si hay otros factores que están presentes en el tránsito. Difícilmente pueda conciliarse esta educación vial con la aspiración de contribuir a la autonomía de los alumnos desde la revisión crítica y creativa de las normas y los valores sociales.” (Siede, I. Tránsito y Circulación. 2000)

Al analizar los diferentes documentos producidos dentro del enfoque tradicional, como de las clases destinadas a la educación vial, se aprecia un destacado énfasis en el aprendizaje (memorístico) de saberes necesarios para un conductor, ya señalados en el primer párrafo. En este sentido, es necesario notar la contradicción que conlleva esta situación, ya que los saberes (2) son espacios teóricos-prácticos de índole subjetiva. De esta manera, en las diferentes propuestas educativas, no se percibe la problematización de los contenidos seleccionados, siendo superficiales los nexos conceptuales con otras disciplinas factibles de abordarse desde el trabajo en las escuelas.

La educación vial “…surgió en nuestro país como consecuencia de la introducción del automóvil y sus necesidades. (3) Necesidad de conocer las señales que utiliza el conductor de un vehículo… las normas que resuelven los conflictos que él mismo plantea. Y un objetivo: ser buen cumplidor de lo establecido y así no producir o ser víctima de un accidente de tránsito. Los contenidos, también se caracterizaron por estar orientados hacia el automóvil y sus consecuencias… (Rossi, O. Reflexiones sobre contenidos de educación vial. 2006).

Imagen: página web de zaragoza (España)

De acuerdo a este desarrollo, Isabelino Siede describe en su trabajo Tránsito y Circulación: “La educación vial tradicional, desconoce a sus interlocutores, por lo que selecciona contenidos y utiliza estrategias de otros ámbitos: recurre a mensajes escuetos, lineales y crudos, diseñados para la atención del conductor de automóviles que pueden ser adecuados para medios masivos, pero de ninguna manera corresponden al contexto de la escuela.” (Siede, I. Tránsito y Circulación. 2000)
Vemos aquí, la crítica hacia la preponderancia otorgada a los saberes relacionados con los conductores de automóviles por sobre los saberes de los niños a ser trabajados en el espacio escolar. En este sentido, se manifiesta una acentuada distancia entre lo que los alumnos vivencian en el tránsito y en cómo perciben la seguridad vial, y éstos devenidos en objeto de conocimiento escolar.
Es necesario tener en cuenta que los contenidos escolares no se resuelven con una simple traslación acotada de las conceptualizaciones disciplinares. El saber escolar, es una construcción particular de la escuela para responder a finalidades que le son propias.

Las autoras S. Alderoqui y A. Villa, expresan sobre la relación que establecen los niños entre el espacio geográfico vivido y el espacio geográfico como objeto de enseñanza (4), y al respecto citan algunas preguntas de F. Audigier, que nos ayudan a repensar la educación vial: ¿el objeto es transmitir a los alumnos un conjunto de saberes elaborados según procedimientos reconocidos y validados por una comunidad científica?, o bien (¿y?) ¿sirviéndose de ciertas adquisiciones, especialmente los métodos, ayudar a los alumnos a razonar sus miradas, a aprender a clasificar sus observaciones según algunas reglas simples? […] ¿La experiencia cotidiana es un soporte que permite construir, en continuidad el conocimiento de orden científico o este sólo se establece en ruptura con el conocimiento común? (Alderoqui, S. y Villa, A. La ciudad revisitada, en: Didáctica de las ciencias sociales II. 2006)

Pareciera ser que en la educación vial tradicional los contenidos, no fueron valorados desde un punto de vista complejo y sustantivo. Con ello, se conformó una base de significados y un perfil de enseñanza que se sostienen en el tiempo pese a los cambios en las diferentes disciplinas vinculadas a la educación vial y sobre todo a la didáctica y la pedagogía.
Creemos que es posible operar sobre algunos de estos obstáculos para que la educación vial pueda convertirse en un contenido interesante para la práctica de los docentes y especialmente para los alumnos. Esto significa, anular el vaciamiento de significado, así como la elusión de la complejidad que ha evidenciado la misma desde sus inicios.

Bibliografía

Alderoqui, S. y Villa, A. (2006). La ciudad revisitada, en: Didáctica de las ciencias sociales II. Paidós, Buenos Aires.
Chevallard, Yves (1997). La transposición didáctica. Del Saber Sabio al Saber Enseñado. Aiqué, Buenos Aires.
Díaz Quero, V. (2005). Teoría emergente en la construcción del saber pedagógico. Revista Iberoamericana de Educación
Rossi, O. (2006). Reflexiones sobre contenidos de educación vial. DVBA.
Siede, I. (2000). Tránsito y Circulación. Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología de la Nación.

(1)La transposición didáctica es el proceso por el cual ciertos contenidos seleccionados como aquellos que se deben enseñar en un tiempo y lugar dados, son transformados en contenidos enseñables. Para que ello sea posible debe operar un doble proceso de descontextualización y recontextualización, que transforma el contenido inicial en un contenido con fines pedagógicos. En palabras de Chevallard: La transposición didáctica es la transformación del saber científico o saber sabio en un saber posible de ser enseñado. La contenidización o pedagogización de contenidos iniciales, provenientes del campo cultural de una sociedad en sentido amplio, es un proceso complejo que sin lugar a dudas deber ser revisado constantemente para mantener alto el nivel de actualización de la educación.(Chevallard, Y. La transposición didáctica. Del Saber Sabio al Saber Enseñado.1997)
(2) Indicaremos aquí como saber escolar: Los conocimientos, construidos de manera formal e informal por los docentes; valores, ideologías, actitudes, prácticas; es decir, creaciones del docente, en un contexto histórico cultural, que son producto de las interacciones personales e institucionales, que evolucionan, se reestructuran, se reconocen y permanecen en la vida del docente (Díaz Quero, V. Teoría emergente en la construcción del saber pedagógico. 2005).
(3) En este caso se pretende significar sobre los saberes viales necesarios para los conductores de vehículos.
(4)En este trabajo, podemos relacionar lo expuesto por las autoras sobre el espacio geográfico con el tránsito, en cuanto a las vivencias y representaciones que tienen sobre el mismo los alumnos.

Autor: Patricia E. Rodríguez. Prof. en Ciencias de la Educación especializada en temas de Seguridad y Educación Vial.

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